Existen diferentes mitos sobre el seguro de vida para jóvenes. No obstante, en el momento en que se inicia una familia, el seguro de vida se puede convertir en una parte fundamental de la planificación financiera de cada persona.
Cuanto más jóvenes eres, más barato podrías conseguir los seguros de vida. Todo ello atiende a una varias razones obvias: los jóvenes tienen una esperanza de vida más larga, y en promedio, son más saludables que las personas mayores.
Aún así, hay diversos conceptos que se manejan comúnmente que difieren de lo bueno que pueden ser los seguros de vida para jóvenes:
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Mitos sobre los seguros de vida para jóvenes
Mito 1: solo se puede adquirir un seguro de vida si se tienen más de 30 años
No es bueno basar la decisión de obtener una póliza de vida por la edad. En el caso de que tengas menos de 30 años pero ya tengas más de un hijo, a menos que seas rico, deberías tener un seguro de vida.
Puede que estés sano, pero ocurren accidentes y, lo más importante, es dejar los hijos con algún dinero para su mantenimiento.
Por otra parte, puede que tengas 30, 40 o 50 años, pero eres soltero. ¿Realmente necesitas un seguro de vida? Muy poco, a decir verdad.
Tan pronto como tengas un hijo, es de vital importancia ir pensando en adquirir un seguro de vida. Básicamente necesitarás ser titular de un seguro de vida hasta que tus hijos se muden o al menos terminen la universidad.
Con un seguro de vida a largo plazo fijado, cuanto más joven y saludable seas al momento de adquirir la póliza, menos dinero se pagará durante el tiempo que se tenga.
En la única situación en la que es posible comprar un seguro de vida aún cuando no se tenga hijos es en el caso de tener algunas deudas pendientes. Esto sucede comúnmente con los prestamos estudiantiles. De esta forma estarás evitando que la deuda quede en manos de tus padres si llegaras a fallecer.
Mito 2: los seguros de vida permanentes son una forma inteligente de generar riqueza
Por lo general, más del 60% de los seguros de vida vendidos son pólizas de vida permanentes. Pero ¿realmente es la más rentable?
Pólizas de vida permanentes
Con un seguro de valor total o en efectivo, una vez que se pagan las primas regulares a la compañía de seguros, esta invierte las primas. Si muere antes del vencimiento de la póliza, la aseguradora paga un beneficio por muerte. En cambio, si muere antes del vencimiento de la póliza, se recupera las primas más los intereses, menos los gastos.
Pólizas de vida a término
El seguro de vida a término es un seguro temporal. Con una póliza a término, el titular paga las primas regulares por un plazo fijo. Si muere dentro de ese plazo, la aseguradora paga un beneficio por fallecimiento. En caso contrario, cuando expire el plazo, la compañía no pagará ninguna de las primas.
En ese sentido, las pólizas permanentes parecen ser mejor que los seguros de vida a término. Entonces, ¿por qué deberías preferir un seguro de vida a término?
Es muy fácil saberlo: si se invierte, por ejemplo, en una póliza de vida a término y con el dinero restante se invierte en fondos mutuos, se podría obtener aún más ganancias que con una póliza de vida permanente. Además, los rendimientos de una póliza de seguro podrían o no vencer la inflación… Entonces, ¿qué pasaría si la inflación absorbe tus ganancias?
Por último, en cuanto a las primas anuales, las pólizas a término pueden tener un costo bastante bajo para el beneficio que se obtendría en caso de fallecimiento, a diferencia de la póliza de vida permanente.
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Conclusión
Por una parte, si tienes una familia, entonces necesitas un seguro de vida (sin importar la edad), al menos hasta que hayas ahorrado lo suficiente para que tu familia se mantenga en caso de fallecer.
Mientras tanto, no adquieras seguros de vida permanentes con valor en efectivo. Obtén, en cambio, una póliza de vida a término e invierte la diferencia.